martes, 29 de diciembre de 2009

HOMENAJE A UN DIRIGENTE DEL SINDICALISMO COMBATIVO A 33 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN

En recuerdo de Di Pascuale
Jorge Di Pascuale fue uno de los más destacados dirigentes del sindicalismo combativo y la resistencia peronista, codo a codo con Raymundo Ongaro, John William Cooke y Agustín Tosco. A los 27 años fue secretario general del Sindicato de Empleados de Farmacia, uno de los principales semilleros de la militancia peronista de base. Fue secretario de Prensa de las 62 Organizaciones, delegado personal de Juan Perón y miembro de la junta coordinadora de la CGT de los Argentinos en 1968. Jorge Di Pascuale nació el 28 de diciembre de 1930. Lo secuestró una patota de la dictadura otro 28 de diciembre, en 1976, el día de su cumpleaños. Hoy, también un 28 de diciembre, sus familiares y amigos podrán finalmente velar sus restos, ya que su cuerpo fue recuperado e identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
“Fue el mejor dirigente que tuvimos –recuerda su compañero Alfredo Ferraresi, en diálogo con Página/12–. Era solidario, defensor de los derechos a muerte. Tenía una vocación de servicio natural, era un líder indiscutible. Y también era un tipo humilde, sólo que le gustaba empilchar bien, y a veces la gente se sorprendía de verlo vestido así.” Una anécdota grafica su personalidad: cuando comenzaron las persecuciones, desapariciones y asesinatos, les dijo a sus allegados: “Si me llega a pasar algo no pidan por mí, pidan por todos”. Fanático de Boca, cuando viajaba al exterior en su condición de delegado personal de Perón para los países socialistas, llamaba para enterarse las últimas novedades de su equipo. “No era un gran lector: leía la Paturuzito, El Gráfico y la revista Boca”, recuerda Ferraresi, que rescata que “era un tipo totalmente intuitivo, con mucha sabiduría natural, que sabía dar siempre con la justa.”
Su carrera comenzó temprano: a los 27 años fundó la lista Blanca del Sindicato de Empleados de Farmacia, cuando los gremios estaban intervenidos. Contra la recomendación del mismo Perón, la Blanca se presentó a elecciones y las ganó. “Ahí recibimos una carta suya en la que reconocía que se había equivocado y nos felicitaba por nuestro trabajo”, rememora Ferraresi. Desde ese momento el gremio de los farmacéuticos fue uno de los principales formadores de cuadros para la resistencia peronista, al punto que en esa época se decía que “el que no pasa por farmacia no se bautiza”. A partir de ahí siempre estuvo presente en la primera línea de la militancia de base. Incluso, en marzo de 1976, sus compañeros lo convencieron de que se exiliara en Venezuela, pero el exilio sólo duró tres meses. “Esto no es para mí”, dijo y volvió a luchar en el país. Tres días antes de que se acabara ese año, fue desaparecido.
El 14 de diciembre pasado, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó sus restos, encontrados en una fosa común del cementerio de Avellaneda. Antes de ser asesinado (el reporte forense menciona “al menos tres proyectiles en cráneo, hombros y pelvis), pasó por el centro clandestino El Vesubio, donde varios sobrevivientes lo recuerdan dando ánimo a los otros prisioneros para resistir las torturas. Esta tarde será velado, desde las seis, en la sede de su sindicato, en Rincón 1044. “Vamos a hacer un acto que no sea necrológico, que sea de homenaje y recuerdo –explica Ferraresi–. Para nosotros esto significa una enorme conmoción pero también una revancha, porque ahora tenemos donde ponerle una flor. Es como haberlo recuperado de la dictadura para entregárselo a la democracia.”
Informe: Nicolás Lantos.

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